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¿Por qué?
El aspecto financiero, la inversión y el gasto TIC, es una de las claves para la aprobación y luz verde en una gran parte de la actividad como CIO.
La cultura de empresa, el tipo de sector o el momento de negocio impactan y a veces condicionan las formas de planificar, gestionar y vender internamente las iniciativas y proyectos TIC. Por este motivo, el pasado día 3, durante la celebración del último evento de networking del año, CIONET ha querido profundizar y compartir experiencias del día a día entorno a esta temática.
¿Quién?
Bajo la excelente moderación de Ignacio Cea, Director Corporativo de Tecnología y Operaciones de Bankia, y con la participación de Pilar Sancho, Jefa de la División de Inversiones TIC de la Dirección TIC del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, y de Manuel Matos, Managing Director-Technology Strategy de Accenture, la jornada transcurrió en un ambiente distendido que faciltó el intercambio de experiencias.
¿Dónde?
Porque el sitio sí importa, para esta ocasión elegimos el espacio CÓMO, con unas instalaciones modernas, sencillas, flexibles, con la buena disposición y servicio de su gente, lo que nos ayudó a crear un entorno facilitador del diálogo y de la interacción.
¿Qué?
Se iniciaba el debate en torno a los conceptos de gasto e inversión. Si bien su definición en términos estrictamente contables no ha variado, el panorama de TI actual nos lleva a situaciones en las que la adquisición de un mismo producto y según la estrategia de la empresa, puede imputarse como gasto o como inversión. La llegada de Cloud Computing, Software as a Service, Renting y Leasing tecnológicos, así como la forma de disfrute (pago por uso...) han puesto de manifiesto la necesidad de una revisión de la normativa contable y de los modelos de discriminación entre inversión y gasto.
Durante el debate, también se sometió a análisis cómo el panorama económico actual de nuestro país y global ha afectado a las políticas de gasto e inversión de las empresas. Si bien en muchas compañías sigue primando el recorte de gasto, hay otras en las que ya se ha tocado fondo en la reducción de costes y es necesario emprender nuevas inversiones que en plazos cortos/medios repercutan también en desarrollo de negocio o bien en la generación de eficiencias o reducción del gasto.
No obstante, como también se puso de manifiesto, a medida que los negocios ganan madurez y tamaño, el incremento del gasto, entendido como partidas recurrentes de mantenimientos, licenciamiento, etc, no debe ser visto de modo negativo, sino como consecuencia de un aumento de la "base instalada” y por tanto un avance o consolidación del negocio.
Las herramientas de gestión financiera utilizadas según la situación de las compañías y la necesidad de control de las inversiones según su propósito, fueron otros de los puntos debatidos durante la sesión. En el caso de aquellas inversiones cuyo objetivo es la generación de ahorro o sinergias, el "business case" parece una herramienta adecuada y fiable; sin embargo, el "busines case" puede perder sentido en el caso de las inversiones para generación de nuevo negocio, dónde la decisión es más "intuitiva" o "estomacal" y deriva del negocio, viniendo dictada por la estrategia de la empresa.
En este sentido, el CIO se perfila dentro de la empresa como uno de los directivos mejor posicionados para apoyar las decisiones de inversión en tecnología para el desarrollo de las unidades de negocio. Esto viene marcado por su buen conocimiento de los intereses de los diferentes departamentos de la empresa, que en muchas ocasiones permite impulsar mejoras desde TI. De hecho, el porcentaje de éxito será mayor si el CIO adopta un papel de “partner” del negocio, de tal forma que aporte soluciones y valor. Para ello, son fundamentales la comunicación y la adaptación del lenguaje, para promover el entendimiento entre los diferentes departamentos: un lenguaje menos tecnológico y más de negocio.
La coyuntura económica y el avance de la tecnología han dado paso a la aparición de una “cultura del emprendimiento” que también ha marcado y variado la forma de inversión de las empresas. Frente a la cultura de “lanzar el producto/servicio perfectamente testado” estamos ante un sistema que posee cierta tolerancia al fallo, permitiéndose la prueba y el error, donde el time to market se acorta hasta cotas antes impensables.
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